(...) Con relación a la moral, el humorismo tiene un fondo de tolerancia. El hombre para él no es completamente bueno, ni es completamente malo, en todo personaje perverso hay una pequeña partícula de bondad, y en todo hombre bueno hay alguna pequeña mancha, si no de maldad , al menos de extravagancia. (...) El humorismo es individualista y no puede pasar nunca al teatro; no es amigo de la justicia aparatosa que le gusta la plebe rica o a la plebe pobre. Es demasiado heterogéneo y complejo para ser justiciero. La justicia es una concepción plebeya e ingenua.
(de La caverna del humorismo de Pío Baroja)
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