martes

Entre todas las cosas que nos enseñó rescatadas del rastro y del librovejero sacó una chaqueta de traje gris. Se la puso encima del pijama y nos dijo: "La compré en el rastro por un euro. Debe ser de un muerto" . Entonces desapareció por las penumbras de su pasillo a mirarse en algún espejo. Volvió y aseguró después de verse con ella: "Yo creo que el dueño se murió con ella puesta". Se sacudió los faldones y nos preguntó que tal le quedaba, que eso de atrás no le convencía. Le dije que estaba bien que la extrema delgadez del anciano la dejaba entallada para él como ahora se llevan.

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