Seguramente sea lo más razonable restaurar cuanta cosa queramos preservar del olvido pero algo falla en las labores de conservar si el resultado se suma a los propios del olvido. Me da la sensación a mí, que soy un raro, de que las incursiones que hacemos en el pasado son calaveradas que no dejan títere con cabeza y que acaban por hablar más de nosotros que de antaño. Es lo que pasa con la novela histórica que tanto ha triunfado estos años: Una mascarada de gentes de ahora disfrazadas de las de antes: pastiche de escritores eufóricos y bulímicos.
Dejad de una vez que los muertos descansen!!!
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