domingo

Dakovika capítulo 22. (capítulos finales bajo pedido)

manual de ultramarinos: Una novela por entregas: Capítulo 22
Sobre el lucernario de la casa Siena-Pombal me aposté como una araña. Salía luz de su interior. Muy poca, parecía provenir de otra habitación distinta al dormitorio o de algún reflejo de la catedral que se colaba por el piso. Forcé el cristal otra vez y me dejé caer a sabiendas de que, aunque veía nada, caería en la gran cama. Así fue. A tientas busqué en vano el cuerpo de Lamieva. En sustitución de ella encontré las sábanas que mantenían su olor. Pasé el embozo por mis labios. Un tejido de más de cien años. Debían ser de hilo o de algo muy especial traído de París para la futura amante de Hermógenes. Me desnudé y me metí entre ellas 

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