lunes

Lorca en León

Además existe otro testimonio del paso del granadino universal por la ciudad, se trata de la entrevista de Pérez Herrero para un diario de la época llamado La Mañana. Pérez Herrero se encuentra con él en la calle Ancha, a la salida del hotel. " 'Moreno de verde luna' como el Camborio de su romance", lo describe. Todo lo que se habla en esa entrevista es enteramente insólito. Claro que el Lorca de 1933 no es el Lorca de hoy y pesan sobre él los muchos lustros de mitificación.
Es difícil imaginárselo tan al norte por muy agosto que fuera, tal lejos de sus lunas bajando a la fragua, de sus gitanos, de sus Soledades Montoya, de todo lo primero suyo. Pero el andaluz universal anduvo las siete leguas, y no sólo como poeta en Nueva York sino también en Cuba, Argentina y muchos otros sitios, incluidos todos los rincones de la piel de toro.
Sorprende pensarle por la calle ancha y más, como se cuenta en la entrevista de Pérez Herrero, sentado en una sillita pequeña en un rincón de la catedral mirando las vidrieras toda una mañana: "Ante la catedral no sé qué decir. El silencio es la mejor respuesta. Una palabra no haría otra cosa que profanar la grandeza de su luz, su poesía, la maravilla de sus muros de cristal y la majestuosidad de sus bóvedas. Esta mañana me la pasé toda en ella, sentado en una silla baja, como una beata visionaria, bañándome en el fervoroso anhelo que es toda su estructura".

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